domingo, 23 de octubre de 2011

O soy yo el que está cabeza abajo.


Inspiración. 
Cuando te faltan los versos, los besos y la cafeína. Curiosamente empiezas a filosofar, de puro cansancio, no te queda otra. Te das cuenta de que a veces es preferible no darse cuenta de las cosas. Y sigues a lo tuyo. Porque sigues. Y la vida sigue, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido, que dicen algunos. Escuchas la misma canción trescientas veintiocho veces, hasta acabar por sacarle los significados ocultos. Sí, cuando la inspiración te abandona, sólo queda desvariar. 

(bloqueo de escritor nivel indio)

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