martes, 25 de octubre de 2011

EL otoño llegó y se llevó todo.

Todo ha cambiado. Hasta el escaparate de la tienda de novias con los vestidos rositas que tanto me gustaban. Ahora son azul noche.
El otoño ha venido y a mí, ¿qué me ha dejado? Un último año en la ciudad que solía odiar con todas mis fuerzas y una cajetilla de cigarros que ya no saben igual. La sudadera de los exámenes de historia. Por no tener no tengo ni un bolígrafo para escribir la vida que, ironía superlativa, tampoco tengo.
Mis entradas son cada vez más rutinarias, mis días son cada vez más rutinarios, y utilizo en exceso el recurso de la repetición, aún siendo éste mi eterno favorito. Los martes no me podrían sentar peor.



Aquí está el otoño, y las chicas de ojos almendrados se ponen más bobas que de costumbre.

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